En- RED- a2
Noviembre 2012. Texto para el Libro Música para Camaleones. El Black Album de la Sostenibilidad Cultural.
En un nuevo orden económico mundial donde nuestra responsabilidad es comportarnos como ciudadanos globales y donde las estructuras empresariales han cambiado, creemos que convivir en espacios de trabajo compartido, “co-working”, nos lleva hacia un futuro abierto que potencia muchas oportunidades. Manejar los diversos recursos, propiciar continuamente relaciones orgánicas y generar un día a día donde las ideas se convierten en realidad, empieza a ser una práctica cada vez más extendida.
En este contexto actual, donde las instituciones, la economía, la política, la cultura, el acceso a los medios y a internet han cambiado notoriamente la situación vital y profesional de la sociedad; las ventajas de trabajar en red son evidentes. Fomentar el trabajo móvil, nutrirse de las experiencias de otras personas, crear contextos donde facilitar las sinergias personales, empresariales o creativas sea algo sencillo, es el leit motiv que dota de sentido a una red de personas.
En los espacios de trabajo compartido, no sólo se palpan los beneficios de convivir con objetivos comunes o de habitar un espacio acogedor o de reducir gastos, sino que se trata de compartir y crear ideas entre toda la comunidad: poner en contacto a gente con talentos similares e impulsar proyectos brillantes. Estos flujos de talento y altruismo enriquecen el potencial de sus integrantes.
Desde el punto de vista del HUB, el fenómeno de los espacios de “co-working” no debería centrarse en ser una oficina compartida, sino en ser un lugar donde sus visitantes y miembros sientan la necesidad de relacionarse y de poner a disposición de los demás sus conocimientos y recursos. El modo en el que el HUB concibe el trabajo en red trasciende las fronteras nacionales, construyendo una comunidad a nivel mundial. Así, con este movimiento global, se logra vibrar en torno al emprendimiento e innovación social, como una gran solución para equilibrar el impacto económico a la vez que se impulsa la cultura, la educación, el respeto medioambiental y comunitario.
¿Y qué es lo que hace que un espacio físico trascienda y se convierta en una forma única de trabajar?
Al reunir diariamente en un mismo sitio a emprendedores geniales, se crea un entorno en el que no se sienten solos y se animan a compartir sus ideas y contactos surgiendo de forma natural el tejido de red.
¿Cómo? La clave está en cómo un grupo de personas facilita estas conexiones. Un equipo que gestiona el espacio, conoce a los miembros de la comunidad, investiga sus proyectos y diseña un entorno donde se invita a trazar vínculos. Son personas que programan actividades y atraen a pensadores que incentivan la innovación como un modus operandi.
Y entonces, ¿cómo podría beneficiarse la cultura de estas prácticas? Esta es la misma pregunta que nos llevó a crear la programación cultural del HUB. En nuestra opinión, no sólo puede, sino que imprime sentido cuando los proyectos culturales se tornan un código abierto que se inserta en los nodos de conexión para aumentar su red con públicos diversos. Es decir, nutrirse de las iniciativas tecnológicas, medioambientales, empresariales, educativas, financieras, de comunicación… para crear innovación en la gestión cultural.
Así pues, ¿qué actividades se pueden intercambiar entre los diversos sectores? Acciones concretas para la solución de problemas recurrentes en la cultura, como por ejemplo: la financiación. Iniciativas reales para aplicar metodologías de emprendimiento o modelos extraídos del tercer sector han creado colectivos multidisciplinares que trabajan en programas de incubación cultural, plataformas que se sustentan a través del crowfunding, estructuras cooperativas, acceso a microcréditos y programas para la sostenibilidad de los artistas. A su vez, el hecho de estar en contacto con la tecnología, ha permitido crear proyectos culturales con mayor impacto, expansibles y con difusión en tiempo real; incluso exhibir arte a partir de las aplicaciones móviles. Hemos visto proyectos culturales que comunican su mensaje de una forma más cercana y clara, invitando a una nueva generación de admiradores de la cultura a interesarse y apropiarse.
Pero…¿cómo logramos que estas personas se involucren en los proyectos culturales y aporten su valor?
La propia comunidad tiene voluntad de conocerse y una actitud de apertura excepcional. Basta la chispa en una conversación y una persona que agilice, conecte y formule las preguntas correctas para que se encuentren puntos en común y logren enriquecerse de los mismos recursos; incluso en ámbitos en los que las sinergias parecerían impensables. Crear un entorno donde extrapolar prácticas de un área a otra es precisamente a lo que nos dedicamos.
Dado que a las actividades habituales de un lugar de trabajo para emprendedores sociales acuden grandes y pequeños empresarios, ¿cómo estos encuentros ayudan a la gestión cultural?
Promoviendo nuevos modelos que traspasen el antiguo concepto de patrocinio o fundraising, donde paulatinamente se deje de insertar la cultura en un programa de resposabilidad social corporativa y se proceda a crear programas de responsabilidad compartida con impacto social.
De este modo, conseguimos potenciar proyectos culturales a largo plazo que sean valorados tanto profesional como económicamente. Para esto es necesario insertar transversalmente a los artistas en procesos cognitivos dentro de las coorporaciones. Abrimos un espectro donde sea lógico remunerar también al artista por pensar y crear. Por ejemplo, nuestra línea de comisariado: “Arte en convivencia”, invita a artistas a mezclarse con emprendedores, generando el empleo de nuevas metodologías para llevar a cabo sus ideas. Este proceso genera co-creación y producción en red durante la fase de ideación.
Al fin y al cabo, para hacer que todo esto suceda, planeamos la serendipia para que la cultura siga labrando el camino hacia nuevos campos. Las casualidades que han ocurrido gracias a estar en un lugar físico o virtual y haber utilizado la inteligencia colectiva nos dice que estamos hoy ante una innovación en la gestión cultural contemporánea: ENREDADOS.
NOV, 2012. Texto co-creado por Julia López Varela y Jimena Peña Bennett. HUB Madrid
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El HUB Madrid: Es un espacio de trabajo compartido que conecta, inspira e impulsa al emprendedor e innovador social. Fundado en Londres en 2005 ha sido replicado en 28 ciudades de los 5 continentes. Abrió sus puertas en Madrid en 2010 y cuenta con más de 300 miembros de disciplinas diversas.